domingo, 22 de enero de 2012

Apuestas a las sombras cap-6


6-Maldito pánico
M
e muerdo el labio al pensar claramente otra vez, estamos en una ciudad con miles, sino millones de estas espantosas creaturas, los acólitos nos metieron en la boca del lobo, no de uno cualquiera, sino uno sádico, sanguinario y deseoso de destrozarnos.
8:30 pm.
Guardo la navaja y trato de calmar la conmoción, Javier mira fijamente la calle, Julio no deja de jadear y Hanon mira al vacio.
-¿qué hacemos ahora?-pregunta Javier, los bichos en la cerca se rinden y por fin se largan.
-es una buena pregunta, pero tengo una mejor, ¿dónde estarán Dylam y Redo?-dice Julio crujiendo los dientes-tal vez siendo devorados ahora mismo.
-deja el pesimismo y piensa en algo productivo, como el salir de aquí-pide Hanon con mala cara.
-esas cosas no nos atacan si no las molestamos, solo tenemos que intentar no tropezar con ellos-declaro apoyando el pie al suelo, esperando que el dolor se aplaque.
-el problema es como…
-¿alguna distracción?-interviene Javier.
Julio se agita la mirar por la cerca corrediza, nosotros lo imitamos y vemos porque.
8:34 pm.
Dylam y Redo están al otro lado de la calle mirándonos.
-después de todo, están vivos-señala Hanon sorprendido.
 Redo lleva un palo metálico largo y Dylam una pistola negra, el nos hace señas con un brazo y levanta el arma apuntando a una de las luces de semáforo.
-creo que ya tenemos la distracción-señala Julio. 
8:35 pm.
Dylam dispara al semáforo haciendo que estalle haciendo mucho ruido.
De manera increíble, todos los tipos enseguida caminan hacia el sonido, Redo nos da un gesto para que vayamos.
-es nuestra oportunidad-afirma Hanon, Julio y Javier empujan la cerca y la apartan, sin vacilar corremos a la calle donde la menor densidad de esos monstruos nos permite pasar sin perturbarlos.
Mi tobillo ya se ha recuperado así que puedo correr casi al paso del resto. Jadeantes logramos pasar la calle y llegar a la entrada de un callejón.
-¿están completos?-pregunta Dylam metiéndose el arma en la correa del pantalón.
-si, Eris pudo matar al que nos ataco, los demás se fueron-informa Javier.
-que mierda, malditos acólitos, ¡maldito amo! Si me oyes, ¡te maldigo! Te ¡maldigo amo de mierda!-exclama Redo al cielo con la luna rojiza.
-maldecirlo no resolverá nada-le recuerdo en tono débil- ahora deberíamos ir a otro sitio.
-creo que se a donde-anuncia Julio mirando el sobre de su amigo-aquí dice que vayamos a la estación de gas, Fife, ahí veremos a alguien que nos ayudara.
-esta lo bastante cerca-dice Redo mirando como los bichos regresan a la normalidad a la calle cuando ven que no hay nada.
-caminen-pide Hanon.
8:40 pm.
Jodidas creaturas, es difícil caminar cuando no puedes tropezar con nadie, hemos logrado caminar por las aceras con sumo cuidado circulando por un lado evitando a las bestias.
-¿donde encontraron esas armas?-quiero saber.
-corrimos hasta la comisaría de policía, solo pudimos tomar esto, el resto estaba cerrado bajo seguro-responde Dylam cauteloso evitando a los acosadores.
8:50 pm.
Veo la estación, la cerca está abierta pero los habitantes no entran. Sin que nadie lo diga corremos buscando seguridad pero Hanon tropieza con un tipo entonces, corremos de verdad.
Cruzamos la entrada a toda velocidad y nos volvemos a la cosa, Redo toma su bate con ambas manos y ataca primero con un movimiento de sus brazos.
La creatura lo esquiva, pero no se salva, Redo vuelve al ataque y lo abate en la cabeza, el atacante cae salpicando sangre y formando un charco debajo de sí.
El chico suspira y se relaja. Para ser joven, es muy intenso.
-vamos pronto, tenemos que saber quién nos espera-les recuerdo, Redo mira mal a Hanon y este le frunce el ceño.
-eres un idiota-lo regaña el joven.
-no soy el único.
-cállense, vamos a lo que vinimos-digo enojada.
-nosotros vigilamos-avisa Hanon.
Dylam me pone la mano en el hombro, adopto postura tensa.
-caminen-pide sin emoción.
Lo hacemos, no creo que dejar a esos solos, sea productivo.
8:55 pm.
Dentro de la estación Julio y Javier miran las cosas en venta, enciendo la luz y Dylam recorre los estantes de gasolina.
-¿hay alguien aquí?-pregunto a viva voz, nada- ¿hola?
-aquí-llama una voz desconocida- en la silla de la caja registradora.
Dylam mira con cautela la caja, no hay nadie aparentemente, los otros chicos admiran la escena desde lejos atentos de lo siguiente. Con cuidado, doy pasos suaves hasta la caja, pero lo único que encuentro es un hurón gris con manchas negras y ojos amarillos. Alza su cabeza y me mira fijamente.
-quien… ¿eres?-pregunto vacilante, Dylam se acerca y saca el arma, antes que se acerque más lo detengo con un mi brazo-estate quieto.
-esa cosa…-dice el.
-esta cosa tiene nombre, me llamo Slan-afirma el hurón, sin que yo quiera tengo que mirar a Dylam para estar segura que no estoy loca, el lo hace también igual de sorprendido.
-¿hablas?-musita él.
 -¡claro que hablo!, ¿están sordos?-exclama Slan mostrando sus dientes.
-los hurones no hablan-argumento.
-yo sí, ¿los acólitos los enviaron a buscarme no?
Aceptamos con la cabeza.
-¿con quién hablan?-pregunta Javier desde la puerta.
-yo no veo a nadie-combina Julio.
-vengan y descúbranlo-pido.
Acatan la propuesta y vienen, solo para quedar con la mandíbula dislocada al ver al hurón.
-Julio, Javier, el es Slan-presenta Dylam haciendo un gesto hacia Slan.
-¡que genial!-exclama Julio y sin permiso toma al hurón y se lo pone de bufanda, aunque sea un hurón, vemos claramente su estado de shock.
-¡he!  No soy una prenda-replica.
-si eres el enviado de los acólitos, ¿que debes decirnos?-pido mientras Javier se ríe y Julio sigue maravillado de Slan. Dylam lo mira como si esto fuera ridículo.
-deben estar todos, pero primero, cárgame pero no me mesas-dice mirando a Julio, el asiente emocionado.
9:00 pm.
Afuera vemos como Redo y Hanon se desprecian con las miradas desafiantes.
-¿y esa bufanda?-pregunta mi amigo.
-es Slan y habla-dice Julio y el hurón alza la cabeza-saluden al enviado.
-¿esa cosa es el enviado?-chilla Redo anonadado.
-¡no soy una cosa! ¡Soy un hurón!-exclama Slan ofendido, bueno, ahora me preocupan Redo y Hanon, que están más blancos que un papel.
-discúlpalos Slan, ellos tienen un leve problema de retraso metal, sus madres los dejaron caer de la cuna, por lo que tienen mala visión-expresa Dylam y Redo lo insulta con su “dedo”-¿así es como te masturbas? ¡Qué ofensa!
Redo gruñe, alzo una ceja, Hanon vira los ojos con indiferencia.
-me caerás bien amigo-lo apremia el hurón.
-en fin, nosotros somos…-quiere decir Javier.
-ya lo sé, Dylam, Eris, Hanon, Redo, Julio y Javier, los acólitos me avisaron-corta Slan.
Este tipo es muy directo.
-¡yo no voy a estar con este tipo!-anuncia Redo señalando a Hanon, luego se vuelve a Dylam-¡ni tampoco contigo! Prefiero que me coman los que están allá afuera.
Frunzo el ceño.
-los Sincara no pueden ser peores que Dylam y Hanon-replica el hurón.
-¿Sincara?-pregunto intrigada.
-así llaman a los bichos que viven aquí, por razones obvias.
-¡con o sin los Sincara yo me largo!-chilla Redo, todos lo miramos fijamente.
-bien, yo tampoco te aguanto, mejor que te coman-dice Dylam sonriendo cruelmente.
-igual yo-se une Hanon cruzando los brazos.
Siento una oleada de terror, el pánico nos divide. Redo se vuelve a Julio y Javier pero el segundo le da una expresión de “alto” con la mano, como un fiscal de transito.
-ya sé lo que vas a decir, te lo ahorrare, crees que somos unos molestos mariscas y tampoco nos quieres cerca-explica fríamente.
-exacto.
Frunzo los labios.
-bien, si quieres morir, lárgate-digo, tampoco me gusta Redo, sin él estaría más tranquila.
-hablando de molestia, yo tampoco soporto a Dylam, nos vamos también-dice Julio matando a Dylam con la mirada, aunque para él, eso es menos que la picada de un molesto insecto.
-listo, decidido, cada quien a lo suyo-declara Dylam con la manos en los bolsillos.
Esto no será bueno.
-¡esperen!-grita Slan antes de que Redo de el primer paso para irse- antes tengo que decir lo que me dijeron.
-habla comadreja, no tengo todo el día-pide.
-exacto, aquí no hay día.
-¿qué?-coreamos estupefactos.
-primero en este mundo, no amanece jamás, los días son solo ciclos nocturnos, segundo, no les recomiendo estar fuera de un escondite durante la segunda hasta la cuarta hora de cada ciclo, es muy malo para la salud-explica y hace una pausa.
-hay mas, escúpelo-digo rechinado los dientes y sudando de la preocupación.
-tercero, tienen límite de tiempo, deben resolver los acertijos del sobre antes de que se cumplan 5 ciclos, sino, el tiempo se acabara y los Sincara los devorarán.

lunes, 16 de enero de 2012

Apuestas a las sombras-cap 5


5-¡¿Donde mierda estamos?!
D
ía 0. 8:15 pm.
La oscuridad nos ha absorbido, todo es negro, puro y absoluto negro, ni una mínima luz nos llega, las sacudidas nos llevan de un lado al otro chocando entre nosotros, cayendo, unos sobre otros y golpeándonos múltiples veces.
8:16 pm.
-mierda…-digo dolorida luego de caer sobre alguien.
La luz regresa cuando las sacudidas cesan. Solo para sorprenderme de ver que Dylam está debajo de mí con una sonrisa alegre, de todos tuvo que ser él.
-debemos hacer esto más seguido-comenta.
-eso quisieras-digo al levantarme y masajear mi espalda dolorida, los demás también se levantan con dificultad. Hanon se sacude.
-bien, ¿no vamos a ver a ningún amo verdad? ¿Al menos alguien tiene la delicadeza de decirme dónde estamos?-expresa en tono seco.
-ni nosotros lo sabemos-explica Javier abrazando el sobre.
-¿Eris donde nos metiste?
-te necesitaba, no quería asustarte, pero bueno, ahora estamos en una misión que dijeron, es casi suicida, por eso quise traerte como apoyo-excuso jadeante.
8:20 pm.
Las puertas se abren dejando ver un edificio arruinado en construcción, fuera es de noche, todo es oscuro y aterrador. Redo asuma la cabeza vacilante y lentamente da pasos calculados fuera para ver que no haya peligro.
-¿ves algo?-pregunta Dylam en tono moderado.
-parece que es seguro-responde el chico, apenas veo su cabello rubio-salgan.
Obedecemos cautelosos de no tropezar con nada, el piso es un caos de trozos de madera, roca, clavos y de más materiales de construcción.
-vamos afuera-anuncia Julio.
-vean donde pisan, dijeron que era peligroso, no explicaron porque-señala Redo en guardia.
Examino todo a la vista y veo un lugar por el que entra luz artificial.
-sigamos por ahí, es el único sitio por donde parece que hay salida-propongo.
8:20 pm.
 Cautelosamente avanzamos entre escombros al exterior, Dylam se adelanta y sale, estamos detrás de unos edificios, lo sé por los callejones que hay a la vista.
-esto no es posible…-dice Dylam al mirar el cielo.
-¿que no es posible?-pregunta Hanon trotando hasta pararse junto al tipo y quedando tan impactado como el primero.
-la luna…
-¿luna qué?-expreso cuando los últimos salimos y lo vemos…
La luna, es roja.
Tiene razón, es imposible, el resplandor en el cielo nocturno es rojizo, ahora enserio me estoy asustando, cualquiera lucharía por no cagarse al ver algo tan antinatural.
-¿cómo es posible?-jadea Javier.
-creo que aquí todo es posible-dice Julio.
-veamos donde estamos-alego, Dylam de unos saltos sale de la construcción y llega al suelo solido.
-rómpete una pierna-pide Redo al saltar también.
-no gracias, pero si quieres te rompo una-devuelve sonriendo.
-Eris, ¿qué hacemos?-pregunta Hanon a mi oído.
-supongo que seguir el juego, no nos queda otro modo de salir de aquí-contesto.
8:23 pm.
Caminamos por uno de los callejones y repentinamente vemos sombras ir y venir en el umbral más adelante.
-no dijeron que hubiera gente aquí-señala Julio sonriendo.
Tengo un mal presentimiento, por alguna razón me parece que eso no es para alegrarse.
-voy a saludar-afirma Javier y sin que podamos detenerlo corre hacia la calle.
¡Estúpido!
-¡no! ¡Regresa!-exclama Redo alarmado.
Pero es muy tarde, Javier llega hasta el final y detiene a uno de los tipos por un brazo. Para nuestro horror el hombre se da la vuelta e intenta morder a Javier con una mandíbula que se disloca casi tanto como una serpiente. El chico se suelta y retrocede esquivando el mordisco dando un chillido de miedo.
-mierda-dice Hanon con los ojos como platos.
-eso tipo intento comer a Javier-repone Julio sorprendido y abrumado.
Dylam se torna rígido como una tabla. Javier con gran espanto retrocede a pasos rápidos mientras que su agresor se acerca, miro mejor y descubro que más que el ataque, fue algo más lo que lo asusto así, el hecho… de que su atacante, no tiene cara. Es solo una superficie lisa, sin nariz, ojos ni nada, solo una gran línea que representa su boca desprovista de labios.
-¡Javier regresa!-lo llamo, maldigo para mis adentros cuando otros tres tipos que no tuvieron nada que ver con Javier se asoman al callejón uniéndose al otro para amedrentar al tipo.
-¡corran!-grita y rompe en carrera hacia aquí, seguido de los horribles tipos.
-¡idiota tenias que ser!-regaña Redo, nos damos vuelta y corremos.
Vamos tan rápido como nuestras piernas se mueven, fuera de este lugar apartado del exterior, Julio se inclina al pasar cerca de la construcción, recoge una piedra en carrera y la lanza a los sicópatas que nos acosan. Le da a uno y este cae sacudiéndose.
Una maldita piedra se interpone y resbalo cayendo boca abajo, intento pararme pero creo que me doble el tobillo, al moverlo hago una mueca de dolor, ¡los tipos vienen! Creo que estoy perdida, hasta que Javier pasa junto a mí y me ayuda a levantar, de un salto subo a su espalda y me carga mientras corre como si fuera un bulto de campaña dándome el sobre.
Hanon se da vuelta y asustado contempla a los atacantes. Si, ya sé que son horribles.
Pero no es nada con lo que acabo de ver.
8:25 pm.
Salimos del callejón y encontramos a una multitud de tipos sin rostro, ocupados de sus asuntos sin notarnos, sin embargo, quedamos abrumados por su cantidad, hay cientos caminando por las aceras.
-¡es una pesadilla!-chillo con un escalofrió por mi espalda.
-sigan corriendo-ordena Dylam.
Pues como dijo no nos detenemos. Los únicos que nos acosan son insistentes.
-escóndanse en ese sitio, nosotros los distraemos-dice Redo mirando a Dylam y señalando un estacionamiento de un almacén al otro lado de la calle con una cerca móvil.
-con cuidado-pide Hanon. Asienten y Dylam sirva con fuerza para llamar su atención, él y Redo corren en otra dirección y como planearon ellos los siguen.
Evitamos tropezar con la gente cercana pero sin querer tropezamos con unos, estos de inmediato corren a la persecución, jadeamos y cruzamos la puerta del almacén.
8:28 pm.
Julio y Hanon cierra apresurados la puerta corrediza, bajo de la espalda de Javier dándole el sobre y contemplo la escena, por desgracia uno de los tipos logra entrar mientras que sus amigos quedan contra la valla metálica con los dientes a la vista contra la cerca.
-¡el bicho!-exclamo cuando se lanza sobre Hanon y este cae tratando de mantener los dientes del tipo lejos de su cara sosteniéndolo por el cuello.
Miro a todas partes y los otros dos chicos también, nadie está armado ni tiene algo que sirva. Las luces de las calles penetran apenas y eso hace que todo sea muy oscuro.
La navaja. Recuerdo.
Me duele el tobillo pero eso no me impedirá quitarle de encima a al tipo. Desenfundo el arma y saco la hoja más grande. A continuación salto sobre el bicho y lo apuñalo en la espalda, este grita y se levanta sangrando sacudiéndome a un lado, se alza.
Se da vuelta a mí y Julio lo aprisiona por detrás con sus brazos a pesar de las sacudidas de la cosa.
-¡mátalo rápido!-pide, ignoro el dolor y me pongo sobre mis pies, arremeto con todo lo que tengo el cuchillo en la vacía cara de la cosa que queda estática mientras se mancha de sangre, de un jalón le saco la hoja y Julio lo deja caer.
Rechino los dientes viendo el cadáver.
-esto es un infierno…-digo entre dientes.
-Dylam y Redo…-dice Javier mirando a los tipos en la cerca.
-¡hay miles de estos bichos!-grito con la mano machada de rojo.
Hanon gime y se pone de pie aturdido.
-ellos, probablemente estén muertos…-susurra.
Malos augurios.

jueves, 12 de enero de 2012

Apuestas a las sombras cap-4


4-Trazado por los acólitos
D
ylam asiente y camina de regreso, Redo parece enojado, no puedo dejar de sudar al mirar la cara de vacío que tiene el chico al volver ¿muerte? ¿A quién? ¿Por qué? No es mi problema, pero asusta, sus ojos azules da un miedo sordo, que impide moverse a la victima de ellos y su poder hipnotizante.
-¿y ustedes quiénes son?-chilla Redo con cara de irritación.
-como dije antes, cierra la jeta-repite Dylam, Redo rechina los dientes, es muy temperamental.
El amo se levanta y mira a Redo con sus ojos blancos, el muchacho tiembla un segundo pero no vacila mas.
Somos los innombrables, las sombras. Responde. Mañana a la medianoche, los esperamos, nadie los extrañara, sus días en ese lugar, serán poco mas de unos minutos aquí, buenas noches…
-¡espera!-grita Julio cuando todo se vuelve negro, en un parpadeo el negro se convierte en calle, la calle frente a mi casa…
Muevo la cabeza en todas direcciones atónita, de pronto descubro a Hanon frente a la calle con la boca abierta y totalmente desconcertado.
-esperaba que fuera más especifico-comenta Javier.
Dylam entorna los ojos contemplando el puesto de comida rápida humeante más adelante. Si tan solo hubiera tenido otro minuto, podría haber preguntado al amo sobre mi madre…
8:25 pm.
Redo sin decir una palabra se va, Javier y Julio van al puesto y Dylam los sigue de lejos, sentándose en otra mesa plástica a la espera de la cena. Hanon no deja de taladrarme con la mirada frente a mi puerta, donde yazco regresándole la mirada.
Sabe o tiene una idea de que hice.
-dime que no pactaste nada-ruega en tono tembloroso, frunzo los labios.
-no puedo mentirte.
Hanon rechina los dientes.
-vamos a un lugar menos público, nadie quiere oír nada de los acólitos.
Asiento, no podría estar más desacuerdo.
8:30 pm.
Estamos en un callejón totalmente oscuro si no fuera por la luna llena, Hanon sigue preocupado, las comisuras de sus labios parecen tiesas, formando una dura línea.
-antes que preguntes algo, si pacte, no, no me prostituí, no estoy loca, no pretendía vender mi alma ni la tuya-digo tranquilamente, Hanon suspira, pero no luce aliviado.
-tratare de creerme todo eso, bien, ahora yo soy el que habla-expresa y me empuja a la pared con una mano en cada hombro, de forma casi intimidante- solo alguien en esta mierda se preocupa por ti, ese soy yo, no quiero que hagas algo estúpido, si me necesitas llámame, no lo dudes, cuando vayas a una aventura loca, invítame.
Pestañeo varias veces, no puedo impedir sonreír casi de forma involuntaria, Hanon se separa mete sus manos en los bolsillos.
-lo recordare.
8:35 pm.
Camino fuera del callejón junto a la venta de comida, Dylam aun esta donde mismo, paso a su lado. Se reclina en la silla y levanta un brazo al mesero.
-dos perros calientes, uno para mí y el otro es para la dama que acaba de pasar-dice, me detengo en seco, esto ya es acoso, lo miro y él me sonríe con diversión.
-¿disculpa? Cuando yo…
-si no lo entiendes, te estoy invitando indirectamente a que te sientes, así que, se una mujer normal y siéntate como otra docena de chicas añorarían-pide y me deja estupefacta.
Cuando creía que ya era egocéntrico.
-yo ya comí.
-uno mas no te hará engordar.
Ir o no ir, el olor de los perros calientes hace agua la boca, ¿soportar a Dylam y su arrogante egocentrismo valdrá uno de esos?
-puedo pedir que le pongan más salsa y vegetales, tal vez unos tomates y salsa de rosada-continua, este chico si sabe cómo convencerme…
-eres una rata muy persuasiva…-musito.
-sabes que quieres a la rata, siéntate de una vez y no te resistas.
8:40 pm.
Deje de ser masoquista y me siento frente a Dylam, no puedo ignorar su total cambio de comportamiento, hace un rato, parecía ansioso de matar, no me sorprendería, pero ahora parece feliz otra vez, luce como ayer en la noche.
Hace el pedido doble para mí y puedo sentir la saliva gotear por mi boca, como un depredador voraz sediento de sangre. 
-¿vas a hablarme algún día?-pregunta.
-no-digo cortante.
-estas mintiendo, acabas de hablarme-lo fulmino con la mirada, solo juega conmigo. Dylam se ríe entre dientes.
-esos juegos no son graciosos para mí.
-¿escuchas eso?-alzo una ceja.
-¿qué?
-otra mentira.
Bueno ahora si estoy a punto de reírme de verdad, por lo que aguanto apenas.
8:45 pm.
La segunda cena, como rápidamente, Dylam se toma su tiempo con calma.
-¿tú que querrías pedir, en caso de que ganáramos el juego?-rompe el silencio.
Esas preguntas no me gustan, las ojeras del tipo resaltan sus ojos como un delineador, por ello, su mirada es más insistente que la de otros, tanto que me siento nerviosa, no porque esté muy bueno solamente, sino porque considerando que es un asesino de mafia y su deseo termina en la palabra “muerte” no me gusta que se clave así a mirarme.
-no te incumbe, ya con pensar en el tuyo, se me quitan las ganas de saberlo-explico fríamente, el se pone serio.
-¿me escuchaste?
-leí un poco tus labios-sonríe levemente.
-¿te gustan mis labios?
-eso no tiene que ver.
-bueno, mis razones tampoco son de las que quieras saber-dice serio otra vez.
-con lo que entendí es bastante, no necesito saber más nada, no es que me interese saber nada sobre ti-expongo.
-si te ofreciera una noche conmigo no dirías eso.
-no, en su lugar te patearía entre las piernas-hace un gesto de dolor.
-no hace falta ser tan agresiva, solo era un comentario.
-no quiero saber nada de ti ni de los acólitos-digo al terminar mi pan, me levanto-gracias por el bocadillo, te veré mañana.
9:00 pm.
Le doy la espalda y regreso a mi casa, tristemente, no podre sacudirme a Dylam, ahora su destino está pegado al mío.
Un jodido destino a un incierto, escrito por los acólitos.

Tras mi turno diario, pienso en que hacer ahora, pronto estaré metida en un enredo mortal…
Si me necesitas llámame, no lo dudes, cuando vayas a una aventura loca, invítame.
Las palabras de Hanon me rebotan en los oídos, el es mi seguro, lo necesito ahora, pero como decirlo… arrastrarlo a una aventura peligrosa puede que lo asuste, así que tendré que practicar otra táctica, un tanto manipuladora y tramposa, de un modo u otro lo necesito y lo llevare arrastrando si hace falta.
No enfrentare el peligro y la muerte sola.
7:00 pm.
Escribo un mensaje a Hanon, tal vez mi mentira sea exagerada.
Hanon, ven al frente de la entrada al callejón subterráneo, los acólitos vendrán por mí y te necesito para tener valor y negarme a ser remolcada al desastre, eres mi amigo, te lo ruego, ayúdame.
Lo bastante convincente.
7:30 pm.
Veo a mi amigo iluso venir a mí, mientras lo espero frente a la entrada.
-¡Eris!-grita al verme.
Su grito se funde con el sonido de los cascos del carruaje acolito venir a por mí, Hanon queda tieso al detenerse a mi lado cuando lo presiente, lo tomo de un brazo para calmarlo, no parezco alterada, bueno no lo estoy demasiado.
-cálmate, vamos a estar bien-susurro, ojala.
-¿cómo lo sabes?
-tengo mis razones-el carruaje se detiene con un último zapateo de los caballos, el acolito nos mira, no sé si estará sorprendido de Hanon, sus rostro está oculto.
-Eris…-dice Hanon sin dejar de mirarlo.
-yo… tengo que hablarle al amo, sobre nuestro trato-digo.
Eso dará convicción a mi mensaje, el acolito parece desconcertado, doy un paso atrás donde mi amigo no me vea y hago señas, uso mi brazo para realizar el gesto de decapitación, una y otra vez con mirada que habla por sí sola:
Sígueme el juego. Significa.
El acolito asiente de inmediato.
Si el viene será bajo su propio riesgo. Dice a mi cabeza.
 Acepto con la cabeza, las puertas del carruaje se abren de forma sorpresiva, Hanon mira el interior con nerviosismo.
Suban, los guiare al amo. Miente el acolito en nuestras mentes.
 -vamos, camina-pido y tomo al chico del brazo, Hanon no se resiste cuando lo levo dentro, pero tampoco es que este muy feliz con esto.
-¿segura que esto es buena idea?-pregunta en tono irregular examinando el carruaje, vacio de no ser por nosotros dos, con un bramido de los caballos, el galope continua y el carruaje tiembla levemente por las sacudidas en el camino.
-estate en paz, el amo no nos lastimara-aseguro, el amo, a pesar de su aspecto grotesco, no se porto agresivo ni desagradable con nosotros, no es que confié íntimamente, pero siendo objetiva, el perdería mucho si nos hiciera daño.
-tratare de creer.
No vuelvo a decir otra palabra.
7:55 pm.
El carruaje se detiene sin más preámbulo.
Las puertas nos dan paso y fuera, no veo el escondite de los acólitos, veo una calle como cualquiera, salimos vacilantes. Sobre todo yo, al ver que el suelo es arenoso y que nos hallamos en el terreno de una construcción abandonada hace muchos años.
Entren, los esperan. Pide el cochero.
-Eris, dime, que diablos tienes pensado-masculla Hanon sudoroso.
Una punzada de culpa me aqueja, presiente que algo va mal, tengo que calmarlo, pero si le cuento la verdad, es casi seguro que huira. Hago un mohín.
-solo lo que sea necesario para mi bien-respondo y sujeto su manga-¿me acompañaras? Ya que soy importante para ti.
Hanon vira los ojos en mi dirección y parece confuso, mis palabras no tienen sentido para él, pero para mí sí, el es necesario y vendrá conmigo.
-no sé qué está pasando, pero si te ayudara, iré a donde quieres.
Asiento.
8:00 pm.
Dentro de la construcción veo acólitos rondando, pero ellos nos ignoran, a Hanon le dan mala espina, como a cualquiera, uno de ellos nos hace una reverencia y da un gesto de querer escoltarnos, asiento, con un mal presentimiento caminamos entre los tipos hasta un cuarto vacio y viejo, donde el suelo rechina y las paredes son grisáceas.
En el otro lado, hay un ascensor abierto y oxidado por el tiempo, a su alrededor mis compañeros, Redo se apoya a la pared, Dylam tiene los brazos cruzados dentro del ascensor, Javier tiene un sobre y Julio nos miran intrigados de porque Hanon está conmigo y el no entiende porque ellos nos esperan.
8:03 pm.
-¿qué hace él aquí?-pregunta Redo.
-viene a acompañarnos a ver al amo-digo y sin que Hanon me vea les guiño un ojo, se miran como en una conferencia, Dylam asiente y sonríe de forma no gracioso sino picara y maliciosa.
Sabe que lo estoy engañando.
-claro, el amo es muy agradable…-asegura entre dientes.
Julio suelta una risita divertida y Javier me taladra con una mirada que me dice claramente: eres una tramposa manipuladora, estoy orgulloso de ti.
Mi amigo me mira de reojo.
-soy Hanon Feroz, ¿a dónde vamos?
-al lugar más genial de la tierra-responde Dylam, apenas percibo su sarcasmo, cualquiera cae creyendo que es enserio.
Suban es hora. Piden en nuestras mentes.
Todos entramos al ascensor pero Hanon vacila al último segundo, ¿me dejara? Las puertas se cierran pero Hanon entra justo en el segundo final. Redo estalla en risa, nos volvemos a él impactados.
-eres un idiota, acabas de firmar tu acta de defunción-dice y Hanon palidece.
Ese engendro tenía que hablar…. Frunzo el ceño y lo maldigo con la mirada.
Sujétense, cuando lleguen, tengan cuidado, los habitantes de ese lugar no son amigables, resuelvan los acertijos del sobre lo antes posible, buena suerte.
-¿qué dijo?-pregunta Hanon escandalizado.
-la verdad-musito-lo lamento.
Hanon esta espantado, el ascensor se estremece y nosotros luchamos por el equilibrio cuando las luces se apagan y la gran caja que nos contiene cae la vacio como si le hubieran cortado el cable de suspensión.
Somos lanzados al abismo.

martes, 3 de enero de 2012

Apuestas a las sombras cap-3


¡Hola! Ya sé que fue mucho tiempo, pero aquí estoy, el vuelto! Mi internet esta normal así que podre continuar siguiendo blogs y publicando. Fue muy molesto estar así  sin hacer nada -.-  cuando menos pude ponerme a trabajar en mis otras novelas. En fin aquí está la continuación de Apuestas a las sombras.






3-¿Algo mejor?
  L
a maldita imagen de Dylam no deja de atormentarme, trato de pensar que quieren los acólitos, pero el tipo, no deja de distraerme, piensa en algo distinto…. En Hanon y su voz calmante, en mi odio a Vicmierda… en lo agradable que sería borrarlo del mapa.
En fin, sea lo que sea que ellos quieran, mañana lo sabré, apago la luz naranja y duermo, aliviada de que Dylam no puede molestarme.

Al día siguiente llevo a cabo todo lo normal, el trabajo, desayunar, almorzar entre otras cosas, como siempre, desearía tener otra vida. Termino mi último vehículo del turno y regreso a casa.
6:00 pm.
Me baño con el agua más fría posible, el día estuvo muy caluroso, todavía me pregunto cuál será la recompensa que los acólitos han prometido, por ello no puedo dejar de mirar el cráneo en mi pecho, aterrador y que parece dar un mal presagio, me mira como si yo misma hubiese la más grande cagada de mi vida.
Además de no asesinar a Vicmierda y no poder enamorarme de Hanon, por más lindo que sea, no puedo creer que no me guste. Espero que mi amor no caiga en manos de algún estúpido que no lo merezca.
6:30 pm.
Pedí perros calientes a domicilio, ya lo sé, consumo mucha comida de calle, pero trato que sea la que me de calorías para trabajar, igual, con todo el esfuerzo diario, es imposible que me vuelva obesa por comida chatarra. Debería sentirme aliviada de ello, mi figura con el tiempo se ha puesto musculosa, de hecho, al mirarme puedo ver las formas de los tejidos debajo de la piel cuando me esfuerzo, por alguna razón, lo primero que los hombres ven en mi, son mis piernas, cosa que me incomoda.
6:40 pm.
Disfruto la comida, no puedo dejar de mirar por la ventana, alerta por si el señor Magno se asoma, no tanto por su presencia, sino por el posible hecho de que mintiera en cuanto a no querer matarme, aunque el tipo admitiré, era muy lindo, sus ojos transmitían algo siniestro, como una terrible y desagradable verdad que nadie debería saber por su propia seguridad, sicológicamente.
Como es mi caso.
Mi secreto está gravado en la tumba, el único que sabe la verdad es Hanon, nadie más tiene idea de que mi madre no hizo nada, de que la asesina, en realidad fui yo.
6:55 pm.
Me deshago de lo sobrante de los perritos calientes, me arreglo debidamente para mi encuentro en el callejón, peino mi cabello, enfundo las piernas con un pantalón negro y complemento camisa blanca de tirantes bajo una chaqueta negra corta y unas sandalias de plataforma corta.
Me asomo al espejo y luzco bien… puede que un poco inclinado a puta pero, no está mal, lo digo porque el cráneo en mi pecho es visible, seguro será una de las cosas que más llamen la atención, además de mis ojos de dos colores.
7:10 pm.
Me maquillo y por alguna razón me coloco el collar que recibí en el paquete, si me lo dieron fue para usarlo obviamente.
Ondulo mis cabellos y salgo al encuentro, la noche está muy agitada, veo mucha gente ir y venir, ladridos de perros a lo lejos, los motores de los autos y el olor penetrante de los puestos de comida, lentamente me aproximo a la entrada cuando me detengo al notar un pequeño detalle.
7:30 pm.
Repentinamente, todo es silencio, el ruido se ha esfumado, de forma instantánea y tétrica. Miro en todas direcciones y no hay un alma. En kilómetros a la redonda.
¡¿Donde mierda se fue todo el mundo?!
Siento el miedo socavándome por dentro, preguntándome que hacer. Correr, gritar, desmayarme, pero nada de eso es digno, prefiero morir a humillarme así.
7:35 pm.
De pronto escucho algo por primera vez en minutos.
Cascos de caballo, cada vez más cerca, zapatean en coro, podría ser el jinete sin cabeza… eso es ridículo, no puede ser, piensa en algo positivo…
No es el jinete sin cabeza, no es el jinete, no lo es, no puede ser. Me repito.
De la nada un carruaje negro como sus caballos aparece de la nada a unos cien metros más adelante, viniendo a mí en efecto, a paso calmado, lo que me está cagando es que el conductor tiene la vestimenta de los acólitos.
No temas… alguien dice a mi cabeza.
 Es fácil decirlo sin duda, por milagro me mantengo firme donde estoy y el carruaje llega a mi lado donde se detiene, el acolito me mira lentamente al igual que yo a él, sin poder distinguir su rostro.
Señorita Black, suba por favor, debemos hablarle, es muy importante, es importante que conozca a sus compañeros…
¿Como lo hace?
-¿qué?-apenas puedo decir, este tipo es extraño, me habla a la cabeza.
Los acólitos de bajo nivel no tenemos permitido hablar a los gladiadores directamente.
-¿cómo que los gladiadores?-musito vacilante.
Así les llamamos a nuestros participantes, suba, así lo sabrá.
Vacilante miro como la puerta del carruaje se abre ante mí, tomo aire y subo dentro, todo es color rojo, los cojines, las paredes, todo, parece un carruaje clásico del siglo XIX.
7:42 pm.
Tiene que ser una pesadilla, hay cuatro tipos con los que comparto el carruaje, para mi espanto, uno de ellos es nada más y nada menos.
Que Dylam Magno.
-esto es inesperado-dice Dylam con los ojos de par en par al mirarme.
-es una broma-jadeo al sentarme junto a él, el único lugar disponible.
Preséntate. Escucho en mi mente a conductor.
-¿este pimpollo conoce a semejante rata como tú?-dice uno de los demás chicos, un joven de cómo 14 a 15 años, con mirada cruel.
-cierra la jeta escoria-le responde Dylam con mirada fría.
-sabes lo mucho que me importa lo que digas Magno.
El adolescente es delgado pero de contextura de acuerdo a su edad, rostro delgado, pómulos medios, grandes ojos verde agua, labios ligeramente más delgados de lo normal, color rosado oscuro, blanco, como si pocas veces viera el sol, cabello rubio brillante y cortado a la moda.
Viste como un vándalo, chaqueta y pantalón de motociclista pendenciero y zapatos con cráneos dibujados. Los otros dos lo miran de reojo como si esto fuera el pan de todos los días.
-¿Redo quieres que me cuele en la cama de tu madre?-pregunta Magno sonriendo diabólico. El chico se torna más rustico.
-atrévete y será tu última noche de sexo.
Preséntate… me recuerda de nuevo.
Me aclaro la garganta. Ellos me encaran.
-soy Eris Black-digo sin mucha emotividad.
-soy Redo de la guerra-dice el chico y vira los ojos a los otros dos, mayores que el varios años, deben tener mi edad aproximadamente-y los gays son Julio Bruto y Javier Santos.
Ellos fruncen el ceño.
-te dijimos mil veces que no somos gays-recalca uno-Javier y yo somos amigos, algo que tú necesitas.
Entonces Julio mira a Javier y este arruga la nariz a Redo. Julio es de cabello marrón cortado al estilo emo, pero sin la pollina tan larga, ojos rasgados y negros, labios atrayentes, nariz un tanto grande pero muy bien perfilada y derecha. Piel blanca de forma normal, ni muy blanco ni muy oscuro. Viste una camisa larga gris con estampados de fans aficionados a películas de terror sobre un pantalón negro como de rapero y zapatos grises de cordones.
Javier por otra parte, parece como si pasara mucho tiempo en un salón de bronceado, de cabello enrulado color ceniza, ojos amarillos más grandes que los de Julio, cejas gruesas, rostro más fino que su amigo, viste un saco cerrado con bolsillos, color azul con rallas negras, un pantalón que hace juego y zapatos deportivos.
-¿a dónde vamos?-digo, Dylam mira el suelo, siento el carruaje moverse a paso más veloz.
-los acólitos quieren vernos, pero aun no se para que.
8:00 pm.
Silencio, nadie dice nada de nada. Redo mueve los labios y dice cosas entre dientes, como si rezara.
8:03 pm.
Nos detenemos, afuera es todo oscura como si entrásemos a algún garaje.
Salgan, los esperan. Afirma en mi cabeza, ya que fue en plural, asumo que todos lo escucharon.
-¿lo sintieron?-digo.
-¿al acolito del carruaje? Si todos lo oímos, es muy desagradable que nos hable así-se queja Julio entre dientes.
Las puertas se abren, sin mucho pensar bajamos de un salto cada uno, como pensé, estamos en un garaje, pero hay docenas de tipos vestidos como acólitos andando a diversas direcciones.
8:05 pm.
-no te recomiendo que los mires a la cara-dice Redo de brazos cruzados.
Otro de ellos se acerca cuando sin querer lo hago, miro su cara, es una máscara con agujeros, como los miembros de una banda de rock gótico. Pero con ojos blancos sin pupilas al otro lado.
Considerando que todo ya ha sido raro, no me extraña que estas cosas no sean naturales.
-síganme-dice el acolito con su voz, áspera y transparente.
El se da la vuelta y camina por uno de los oscuros pasillos. Nos miramos y cuando Dylam tiene el valor de seguirlo vamos detrás de él.
-los presentare al amo, les explicara porque están aquí-continua sin mirarnos.
Nos deja en una puerta, del otro lado, veo una silla grande como de la realeza, con un sujeto tan cubierto como los acólitos, pero él, trae placas de metal en algunas partes, como armadura, joyas adornan sus manos aguantadas y su armadura.
Vengan. Dice a nuestras cabezas.
Vamos sin acercarnos mucho.
Yo no puedo hablarles con mi voz, seguro los asustaría mucho, pero solo quiero darles la oportunidad de salir de la desgracia con merito propia ayudándonos.
-¿ayudarlos?-digo incrédula.
Es una situación desesperada, nosotros estamos muriendo, cada día, este mundo nos debilita, necesitamos regresar a nuestra dimensión, por eso están aquí.
Este tipo es aterrador, posa su cabeza en una mano sobre el brazo de la silla.
-¿qué tipo de ayuda?-pregunta Redo-¿porque nosotros?
El amo levanta la cabeza un poco.
Nosotros, requerimos de ciertos objetos que se encuentran fuera de nuestro alcance, se hallan en una dimensión alterna a su mundo, donde los acólitos no pueden llegar, pero ustedes sí, nos dimos cuenta que el único modo de llegar, era atreves de humanos, por eso los llamamos.
Hace una pausa.
El camino es peligroso, por eso les advierto que el juego que jugaran es mortal, deben ir a ese sitio, resolver los acertijos para encontrar los objetos, que necesitaran para volver aquí así como nosotros los necesitaremos para irnos. Cada día nos morimos un poco más, dependemos de su éxito.
-¿nosotros que mierda ganamos?-pregunta Julio.
Si lo consiguen cuando lleguen, podemos concederles un deseo, solo uno o dos, pero no pidan lo imposible, estamos muy agotados para romper demasiado las leyes de la naturaleza.
Contemplo como Dylam curvea sus labios hacia arriba, en una sonrisa maquiavélica y satisfactoria, no puedo dejar de preguntarme qué plan malvado tendrá entre manos.
Escogimos a sujetos cuyas vidas no son deseables, de modo que estén dispuestos a arriesgarse a morir por salir de la desgracia.
-eso es un poco brutal-comento con mala cara.
Hay que ser cruel joven, en tiempos desesperados, se toman medidas desesperadas ¿no es así? Yo como el amo, no puedo soportar ver como mis acólitos sufren, por tener un jefe incapaz.
Dylam hace una sonrisa más grande esta vez mostrando sus dientes. No puedo evitar asustarme, Julio y Javier lo miran desagradados, Redo da un paso lejos de él, como si fuera peligroso.
-yo solo quiero una cosa, que es insignificante para seres como ustedes, si pude serme satisfecho, mi vida cobrara sentido, es algo por lo que no dudaría en arriesgar mi vida-dice con suficiencia y tono lúgubre.
Si decirte si ese deseo será satisfecho, te da motivación, entonces, acércate joven Dylam.
Él lo hace, yo solo pienso en un único deseo, el deseo de recuperar lo que me fue arrancado y lo que arruino mi vida.
Mi madre.
El amo se inclina al chico y este le susurra algo al oído, en un instante se alejan y el amo lo mira, no tengo idea si será posible o no su deseo, Dylam tiene una mirada indescifrable.
Los labios de Dylam se mueven lentamente, logro leer sus labios en la última palabra, me tenso a darme cuenta. Su palabra final fue:
Muerte.